Barhein es un país formado por 33 islas y está situado en el golfo pérsico o arábigo como le dicen por aquí, al este de Arabia Saudí y se conecta con la península gracias a un puente de 26 kms de largo. La población es de aproximadamente de 1.300.000 habitantes, de los cuales, casi la mitad son de fuera, o al menos eso dice la Wikipedia. Su capital es Manama, y allí es donde hemos pasado estos cinco días, ya que David tenía cita en una agencia para renovar su visado.
Debo decir, que sin llegar a la modernidad de Dubai, Manama me ha parecido una capital muy en condiciones y por supuesto, muchísimo mejor que Riyadh, en el sentido de que el tráfico es ordenado, hay aceras, un servicio de taxis bastante eficiente, caro, pero eficiente y una de las cosas por las que muchísimos saudíes se van allí a pasar sus fines de semana, hay una vida nocturna bastante animada. Existe una variedad grandísima de restaurantes, discos, pues, lounges, etc. En estos establecimientos puedes encontrar alcohol, música en directo y DJs. También hay cines, conciertos, ... vamos lo que viene a ser una oferta lúdica en condiciones.
De la ciudad me han encantado los contrastes, edificios muy modernos juntos a edificaciones típicas, ver en un pub súperchulo a un grupo de hombres con sus túnicas y pañuelos tomando cerveza y fumando junto a otro grupo de occidentales haciendo lo mismo.
En cuanto al tema de precios si me ha parecido cara, sobre todo los taxis. De la cerveza me lo esperaba, porque los 8 euros no te los quita nadie. Y las compras más o menos como aquí en Riyadh, o quizás algo más carete. Para que os hagáis una idea, cualquier prenda de ropa que en Zara en España te cuesta unos 20 euros o 25, aquí vienen a ser unos 50 euros. Así que no hemos comprado mucho, el magneto para el frigo y un par de libros en inglés, uno sobre la caída del imperio otomano, para entender la situación geopolítica de esta zona y otro de la vida de Mahoma.
Una anécdota curiosa es que fuimos a visitar una mezquita (no os pongo el nombre porque se me ha olvidado completamente). Esta mezquita tiene sólo 26 años y su cúpula es la mayor del mundo hecha en fibra de vidrio. Debo reconocer que me encantó la visita, ya que nos acompañó una señora contándonos muchísimas cosas del islam, cómo rezan, el impuesto que tienen para la caridad, nos contó de la vida de Mahoma, etc. Y lo curioso es que te obligan no sólo a que vayas tapadita, es que te colocan la abaya y el hijab, es decir, el pañuelo. Y a la salida nos regalaron el Corán en español, y un librito para saber cómo hay que interpretarlo. Y todo esto sin pagar nada y sin aceptar ni siquiera donativos. Os dejo una foto de mis pintas.
Otra cosa que encontramos curioso ese mismo día, cuando salimos de la mezquita y nos fuimos a comer a un italiano que había cerca, es que entraron dos señores y tres señoras juntos en el restaurante, vestidos con sus túnicas y abayas correspondientes. Pues los señores se sentaron en una mesa y las señoras en otra distinta. Ellas al final del restaurante y de espaldas al resto de las mesas para que no las viera nadie comer. Y a la hora de pedir las bebidas ellas se dedidieron por zumos, pero ellos se metieron una botella de tinto entre pecho y espalda para los dos. Así que eso de que los musulmanes no beben alcohol va a ser un mito.
Como creo que me he enrollado bastante, os voy a dejar por hoy. Espero que os haya gustado la entrada, y si gracias a ella os decidís a visitar Barhein, no os olvidéis de alquilar un coche. No sólo para no andar todo día de taxis, también porque Manama se puede quedar pequeña y con un coche alquilado podéis visitar el resto de la isla, que es lo que haremos en nuestra próxima visita.
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