David dice que cuando hay una de las gordas te pican los ojos y la garganta. Es verdad que ayer no llegó a eso, pero desde esta mañana llevo luchando con la arena en casa. Creo que he barrido como cinco veces y el dichoso polvillo no se va. Entra por todas las rendijas de la casa y todos los muebles están con una fina capa de polvo, que por más que limpie vuelve a aparecer. Os enseño una foto de lo que salía de la entrada al barrerla.
Es desesperante, se mete dentro de los armarios y cajones. Si mi madre me viera me diría que no sé barrer ni limpiar el polvo. Me río yo ahora del Levante de Cádiz.
Además de lo incómodo que es, en la calle es como si estuviera todo el tiempo nublado, sólo que en vez de ver el cielo gris, lo ves como amarillento. En esta foto no se aprecia muy bien ese color, pero es para que veáis como si que parece completamente nublado.
A esta incomodidad, le sumamos que hoy hemos alcanzado ya los 38 grados, con lo cual eso de salir a la calle a ciertas horas, como que no apetece mucho, ni siquiera para ir a la piscina. Así que llevo dos días casi sin salir de casa. Menos mal que mañana, me voy con la ONU a un mall. Así por lo menos me distraigo un poco.
Como sé que os gustó mi batalla con el vecino, debo deciros que está muy tranquilo últimamente, pero por si acaso y para que no se me venga arriba, esta mañana le he puesto a Kiko Veneno a todo volumen, porque es que cuando estoy de marujeo, no hay cosa que más me guste que música a todo volumen.
Esto es todo por hoy, ya sé que no hay mucho que contar, pero es que dos días en casa no dan para mucho. A ver si mañana consigo hacer alguna foto de tiendas de aquí, para que veáis los estilismos, que son bastante peculiares.
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