Translate

domingo, 6 de noviembre de 2016

GENTE RARA HAY EN TODOS SITIOS

Como bien dice el título, gente rara hay en todas partes, y Riyadh no iba a ser menos. Y esto viene porque conocemos a un chico en esta ciudad al que realmente se le ha ido la cabeza, o esa es mi opinión. Y os cuento porqué y a ver qué pensáis ustedes.

Resulta que hace poco me enteré que este chico al que conocemos había empezado a salir con una chica de aquí. Podría ser filipina, que es el colectivo más grande de solteras que puedes encontrar en esta ciudad, pero no, eso hubiera sido lo fácil. A este conocido le ha dado por fijarse en una Saudi. Y si eso me parece curioso, más que nada porque lo único que dejan ver es lo ojos, no soy capaz de imaginar, ni por asomo, cómo ha sido el momento de lanzarse a hablar con ella. Ya que yo siempre había leído que aquí es imposible lo de iniciar una conversación con ninguna mujer que no sea familiar.

Pues bien, sea como sea, se han conocido, se han gustado y están saliendo juntos. Creo que la única manera que tienen de estar juntos es en algún Compound, porque eso de salir por la ciudad a tomar un café, cerveza o ir al cine juntos es imposible. Y no sólo porque no haya cerveza ni cine.

Para remate de los tomates, el chico se ha enamorado hasta tal punto que dice que quiere casarse, y ojo al dato, que no llevan juntos ni dos meses. Y perdonad que sea tan poco romántica, pero es que yo esas cosas no soy capaz de entenderlas. Se ven un rato los fines de semana dentro de un compound, rodeados de carabinas, con lo cual, ni siquiera puedo asegurar que hay habido besito en los morros. ¿De verdad te puedes enamorar hasta al punto de querer casarte y convertirte a su religión? Porque esa es otra, el muchacho, ni corto ni perezoso, se ha ido a una mezquita y se ha convertido al Islam. ¿Qué os parece? ¿Hay gente rara en el mundo o no?.

Pues para terminar y poner la guinda al pastel, aquí el muchacho que se ha convertido a otra religión en el país cuna de esa religión, y donde son más papistas que el papá (entendamos la comparación), tiene una serie de tatuajes. Que podríais pensar que da igual. Pues no! Y os digo porqué. Resulta que uno de esos tatoos es una cruz del tamaño de las que hay en las habitaciones de nuestras abuelas, es decir, grandecita, y el otro es una recreación de la última cena, con sus doce apóstoles, su Jesús, y todas sus cosas. Vamos, que no le falta un detalle, que ni el cuadro de Leonardo está tan bien definido como el tatuaje del chaval. Así que imaginaos la noche de bodas cuando la muchacha en cuestión vea los tatuajes del personaje, ella que me han dicho que es bastante tradicional. Yo no sé si cortará otra cosa, pero la libido seguro que sí.

Y para terminar, aunque no viene a cuento os dejo una foto de uno de los patios del restaurante donde comimos el viernes. Que ya sabéis que si no os pongo una foto no me quedo contenta.



No hay comentarios:

Publicar un comentario