Desde un principio nos pareció muy buena idea lo del cambio de aires. Yo por mi parte siempre he sido bastante aventurera en ese sentido (aunque no sé si es mejor decir inconsciente), y para David era una oportunidad profesional estupenda. Así que después de varios meses buscando trabajo decidimos liarnos la manta a la cabeza y aceptar la oferta.
En un principio se iba David sólo, ya que desde la empresa le tramitaron una business visa y para que yo pudiera ir hacia falta que él tuviera la iqama, que es la tarjeta de residencia.
Después de algunos meses, los cuales se nos hicieron cortos, sobre todo debido a que David volvía cada mes y medio y a que se rompió el tendón de Aquiles y tuvo que pasar dos meses de baja en España, y viendo que la iqama se demoraba mucho, conseguimos que la empresa de David me hiciera una business visa para mí. Y tachan!... El 30 de noviembre me puse en camino de mi nueva aventura.
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