La temperatura de esos sitios me van a parecer como estar en invierno, sobre todo porque aquí ya estamos rondando los 48 grados. Si, si, y lo peor no son los días. Lo que peor llevo son las noches, porque a las 11 de la noche todavía te puedes encontrar con 40 graditos de nada. De verdad que no sabéis cómo es. Es como si hubiera un secador gigante echando aire caliente. No he visto cosa igual en mi vida.
Para despedirnos de esta ciudad por estos días hoy hemos decidido ir a un Iftar, ¿os acordáis lo que era? Pues si, se supone que vamos a romper el ayuno del día de hoy. O eso pretende David, porque yo de momento he desayunado bastante bien y pienso almorzar algo (espero que no se entere). Y es que ya me conocéis, me encanta comer y soy de las que tienen hambre a todas horas del día. Así que estoy yo como para ayunar. Ni loca!
Y para terminar con la sosa entrada de hoy, que más que contaros algo la quería aprovechar para disculparme porque de nuevo estaré un tiempo sin escribir, os dejo nuestra nueva compra de Ikea, que para mi gusto es la mejor adquisición que he hecho nunca en una tienda de muebles, con el permiso de mi rubia. Una barra de cocina. Ya sólo me queda encontrar aquí cruzcampo y altramuces o chochitos, como le decimos en mi tierra, para tomarme la cervezita del mediodía más agusto que un arbusto.
¿A que mola?
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